La importancia del microchip en el cachorro

microchip en perros

El microchip en perros es una medida que tomó el gobierno para identificar a nuestro perro como único y exclusivamente nuestro.

Los microchips o transponder son una pequeña cápsula del tamaño de un grano de arroz que posee un cobertor fabricado con un vidrio especial que protege un código electrónico único.

Se implanta de forma subcutánea en el cachorro mediante una jeringuilla especial.

La identificación de los perros tendrá que llevarse a cabo en el plazo de tres meses contados a partir de la fecha de nacimiento y en todos los casos constituirá un requisito precio y obligatorio para realizar cualquier transacción comercial del animal.

El código de identificación deberá aparecer en la documentación de la transacción.

Microchip en perros

¿Por qué es obligatorio el microchip en perros?

El sistema de identificación electrónica incluye los datos del cachorro, los datos del adoptante y del veterinario autorizado que lo implanta.

El microchip es un sistema de identificación inocuo de aplicación prácticamente indolora, duradero y difícilmente falseable.

Es necesario un lector compatible para conocer el código personal de cada uno.

Los lugares donde habitualmente se aplica el microchip en el cachorro son dos:

  • Bajo la piel en el lado izquierdo del cuello. Este es el lugar preferido, ya que aquí no se suelen inyectar productos (fármacos, vacunas, etc.)
  • Bajo la piel en la línea medio dorsal, zona de la cruz, entre las escápulas (si se justifica que no es posible aplicarlo en el cuello)

Es fundamental informar sobre cualquier modificación o cambio de titularidad, ya que quién figure en la base de datos será el responsable de cualquier daño que pueda causar.

Los datos del microchip también aparecen en la cartilla veterinaria del perro.

Este sistema permite al adoptante demostrar que su cachorro le pertenece, le facilita la recuperación del cachorro en caso de que se pierda o sea robado y asegura la veracidad de los certificados de salud, así como los registros genealógicos, gracias a la inviolabilidad del sistema.

Por otro lado, las autoridades sanitarias también se benefician porque el microchip permite el control sanitario de los animales y de este modo poder establecer programas de lucha y erradicación frente a posibles zoonosis.

También evita el abandono, a través de las sanciones que impone la legislación a la persona que realiza este acto y que figura como propietario en el registro de identificación.

Este sistema une al propietario con el cachorro y permite delimitar sus responsabilidades.

En caso de cambio de comunidad autónoma, el propietario deberá acudir al veterinario para que éste le dé de baja el microchip en el Registro de Identificación de Animales en la comunidad autónoma pertinente, y una vez que llegue con los dueños a la nueva ciudad, éstos deberán buscar un nuevo veterinario que le dé de alta en el registro de animales de la nueva comunidad autónoma.

Los errores del microchip se pueden dar en cualquier animal sano o enfermo.

En caso de fallo del mismo lo primero que debe hacer el veterinario es comprobar si se trata de un mal funcionamiento del lector del microchip.

En el caso de que se trate de un error del chip, el veterinario debe darlo de baja en el Registro de Animales e implantarle uno nuevo.

No es habitual que la aplicación del microchip provoque reacciones adversas.

En todo caso, la más frecuente es la migración, aunque por lo general se enquista y esto le hace quedarse en el lugar de implantación.

En el caso de algunos animales enfermos se han producido:

  • Abscesos en el lugar de implantación.
  • Migración desde el punto de implantación.

Finalmente, podría darse un funcionamiento erróneo del microchip, por ejemplo, el transponder está bajo la piel, pero hay fallos en la lectura.

Sandra Ferrer.
Creadora del Programa de Educación Canino “Cómo Educar a un Cachorro”

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