Lamentablemente, muchos propietarios que tienen la fortuna de tener una casa con jardín e incluso una gran extensión de terreno vallado, piensan en la posibilidad de adoptar a un perro porque “qué bien se lo pasaría un perro aquí, con el sitio que hay“, así que adoptan a un perro, le plantan una caseta de madera muy cuca y ya tenemos perro para toda la vida viviendo en el jardín. Pues déjame que te diga que el perro no forma parte de la decoración del jardín, y ahora te explicaré por qué.
Vivo en una barriada en la que prácticamente todas las casas tienen perro y todas tienen su pequeño jardín. Exactamente hay dieciséis perros, de los cuales, solo cuatro perros suelen salir a pasear varias veces al día con sus propietarios aún teniendo jardín, dos entran y salen de su casa cuando quieren (lo cuál es un peligro porque son de los que se tiran a las motos y bicis cuando pasan delante de su casa), y el resto, es decir, nueve perros no salen nunca de sus casas ni jardines. Viven durante años aislados del mundo solo porque los propietarios opinan que con el jardín ya son unos afortunados, mejor que los perros que viven en un piso. Pues, un perro que vive en un piso que sale varias veces al día es mucho más feliz que el perro que vive en el jardín pero no sale nunca de ahí.
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Los perros son animales de manada que quieren estar siempre con ella. Todos los perros que he tenido durante toda la vida, han preferido estar a mi lado dentro de casa, aun teniendo jardín. Han tenido la posibilidad de salir cuando han querido, pero han elegido siempre estar a mi vera. El jardín es divertido cuando están con el resto de miembros de su manada, o sea, nosotros. Si nosotros no estamos, el jardín sobra.
Sin embargo, más allá de nuestra compañía, los perros necesitan salir diariamente de su espacio. Solo hay que ponerse en su lugar: ¿podrías estar viviendo tú durante años viendo la vida pasar tras una valla? Los perros tienen el instinto de explorar, de descubrir entornos nuevos, olores nuevos, ruidos nuevos, relacionarse con otros perros y personas, ¡disfrutar de la vida y del mundo! Aislar a tu perro solo porque tenga un jardín enorme en el cuál puede jugar y correr no lo hará más feliz si no suples, además, algo vital para él: actividad física.
Aunque tengas una finca enorme, pasea con tu perro, juega con tu perro, realiza excursiones por la montaña, playas, campo, ríos, playas, lagos, etc. Descúbrele todos los rincones maravillosos que le rodean y no le prohíbas disfrutar de su entorno, solo porque tengas el jardín más grande y maravilloso del planeta.
De hecho, si te fijas, los perros que viven encerrados en sus jardines sufren ansiedad, ¿y cómo la manifiestan? Ladran incansablemente tras la valla, hacen hoyos en sus jardines, destrozan sus juguetes, etc., e incluso pueden desarrollar agresividad.
¿De verdad quieres esto para tu perro? No utilices el jardín de excusa.
Sandra Ferrer. Creadora del Programa de Educación Canino “Cómo Educar a un Cachorro”